Un tonto que habla salido de paseo vio billar algo a la vera del camino. Esperando que fuese de plata, lo recogió; pero sólo era un cuchillo que se le habla caído a alguien.
-Voy a arrojarte al río por haberme engañado, para que mueras allí oxidado, le gritó.
Pero se trataba de un cuchillo parlante, y trató de salvarse de la muerte diciendo:
-¡Benévolo señor! ¿Por qué no me guardas? ¡Bien te podría servir para cortar tu pan!
-¡De ninguna manera! exclamó el tonto, pues también podrías servir para que algún otro me degollase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario