viernes, 13 de noviembre de 2009

EL HOMBRE CLAVE

Un general cruzaba a caballo una comarca cuando, inadvertidamente, se distanció de sus escoltas y, por completo desorientado, llegó a una aldea.
Los aldeanos se congregaron a su alrededor y él se puso a darles órdenes. Mandó que diesen de comer a su caballo, pero ellos no hicieron caso. Exigió un establo, agua, mantas, pero ninguno se movió.
-Si no me obedecéis inmediatamente -vociferó el general- os castigaré con el máximo rigor.
La autoridad de la aldea le dijo: -No parece que seas muy fuerte. ¿Cómo piensas hacernos algo? ¿ Cómo podrías?
-No se trata de que yo lo haga -les aclaró enfurecido el general-. Interviene la Cadena de Mando.
-¿Y qué es esa Cadena de Mando?
-Bueno, yo doy la orden al coronel, el coronel la transmite al comandante, el comandante al capitán, el capitán al teniente y el teniente al sargento; éste trae un pelotón de soldados, os colocan contra una pared y os fusilan... ¡puff en un santiamén.
-¡Por fin llegamos a algo! -exclamó la autoridad de la aldea-. Ese sargento debe ser un hombre muy poderoso. Hasta ahora sólo te hemos visto a ti. Si desde el primer momento hubiésemos tratado con el sargento ya nos habríamos entendido.

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